Cartier Clé


Las formas se han reducido a su mínima expresión y a su esencia. Todo es cuestión de precisión, de equilibrio y de proporción. Se empleó una gran maestría para crear un flujo perfecto, una visión elegante y un conjunto armonioso. Se eliminaron los cantos afilados. El bisel es liso y redondeado, los cuernos suavemente reducidos. Cada componente se une para conjurar una perfección intangible. “Clé” significa llave en francés, y el parecido de la corona con una llave es inequívoco. El acto de ajustar la hora y la fecha introduce un nuevo gesto en el mundo de la relojería, un gesto que recuerda al de girar una llave para darle cuerda a un reloj. Alargado y puro, está adornado con un cabujón de zafiro que no está engastado según la manera clásica. En su lugar, está ingeniosamente insertado de modo que quede alineado con el metal que lo rodea. Combinando la tecnología de vanguardia y una profunda pericia, el nuevo movimiento fue desarrollado, fabricado y ensamblado por los artesanos de la manufactura Cartier en Suiza. Su nombre, 1847 MC, no fue elegido al azar. Los números indican el año de creación de la Maison. La incorporación de un barrilete particularmente rápido proporciona al movimiento una tremenda estabilidad cronométrica. Su mecanismo automático con un sistema de carga de doble dirección está dotado de una gran robustez y durabilidad gracias a un sistema de palanca especialmente ideado.